domingo, 3 de enero de 2016

Herida (Wounded)

CAPÍTULO 18

Escuchaba los llantos lejanos de una chica.

Me introduje en la biblioteca lo más silenciosamente que pude y quedé horrorizada al ver a la bibliotecaria desangrada sobre el suelo con la garganta desgarrada y los ojos abiertos de par en par. Acudí a cerrárselos y después comencé a buscar a mis amigas. La inmensidad de la estancia y la cantidad de estanterías me frustraba, pues daba la sensación de que jamás alcanzaría a las chicas.

- No os escondáis – la voz del vampiro era tan ruda y fuerte que el corazón se me encogió –. Tarde o temprano las encontraré, una por una, y vuestra muerte será peor si me lo ponéis difícil.

Fruncí el ceño y apreté con fuerza mis dos amagos de estacas, dispuesta a clavárselas a ese tío en cuanto le viera.

- Hermano, me encanta ver que pensamos igual – otra voz casi peor que la primera  se hizo oír y me paré en seco.

Con dos vampiros la cosa cambiaba.

Vi cómo uno de ellos pasaba por delante del pasillo en el que yo me encontraba y aguanté la respiración. Las luces de la biblioteca no eran muy potentes y permitían camuflarte entre las numerosas sombras, pero eso sería inútil frente a dos vampiros con visión perfecta. Lo único que podía hacer en aquel momento era quedarme inmóvil y rezar por no llamar la atención.

Cuando desapareció de mi vista solté lentamente el aire contenido y me dispuse a dar la vuelta para echar por otro camino, pero no hice mucho hasta que unos brazos me rodearon. La persona que me sujetaba tapó mi boca con una de sus manos, acallando el grito que iba soltar a causa del susto, y en un instante estaba acorralada contra una estantería. Casi se me sale el corazón al comprobar que era Logan, y no uno de los vampiros enemigos, el que me estaba sujetando y fruncí el ceño después de que me soltara.

- ¡¿Por qué asustas así a la gente?! – exclamé en susurros.

- Perdón – dijo llevando una mano a su nuca.

Parecía realmente arrepentido, así que no la tomé más con él y el enfado fue sustituido por confusión.

- ¿Y qué haces tú aquí? – pregunté.

- He venido a ayudarte – explicó – y a rescatar a Abril.

- ¿Pretendes aparecer ante ella, salvarla y quedar como un héroe después de lo que hiciste? – le miré con reproche y me crucé de brazos.

- Sé que lo que hice estuvo mal – se calló para regular el tono de su voz, que iba en aumento –. No solo me enrollé con esa tía, sino que siempre la traté como a una mierda y me arrepiento mucho. Yo la amo.

Me quedé mirándole unos segundos en busca de algún signo en su rostro que me indicase que mentía y él se esforzó en demostrarme que no. Finalmente, rodé los ojos convencida de su credibilidad y le di una de mis estacas.

- Siento no tener nada mejor – dije en referencia al arma.

- ¿Cuál es el plan? – preguntó.

- Encontrar a las chicas antes de que lo hagan esos dos – me giré y empecé a andar hacia donde había visto al vampiro anteriormente y asomé la cabeza para ver si estaba despejado.

Logan se mantuvo en silencio detrás de mí y juntos avanzamos sigilosamente entra las distintas secciones. Recordaba aquellos pasillos gracias al recorrido que había hecho junto a Adam colocando libros y no tardamos demasiado en cubrir la mayoría de los huecos de la biblioteca, siempre esquivando a los dos siniestros vampiros que no paraban de contar las cientos de formas en las que asesinarían a mis amigas. La tensión crecía paulatinamente en Logan y en mí, pues temíamos que esos tipos hallasen a las chicas y cumplieran sus crueles palabras.

- Daniela – susurró alguien desde debajo de una mesa de estudio oculta por la oscuridad.

Corrí hacia allí al reconocer la voz de Jul y la abracé con fuerza tras retirar algunas sillas en silencio. Mi amiga soltó un ahogado sollozo en mi hombro y pude sentir todo su cuerpo temblar a causa del miedo. Comprendí que ella era la dueña de aquellos sollozos que había escuchado al entrar y la abracé más fuerte.

- Julieth, ¿dónde está Abril? – Logan se acercó a nosotras –. ¿Y Betty?

- No lo sé – murmuró ella –. Ellas estaban comiendo y leyendo unos libros en nuestra mesa cuando escuchamos los gritos de la bibliotecaria mientras la mataban. Yo estaba aquí, buscando lo que necesitaba para estudiar.

- ¿Dónde estaban sentadas? – pregunté.

Ella señaló un pasillo a nuestra izquierda y tanto Logan como yo miramos. Al final del mismo se podía ver una mesa similar a la que estaba junto a nosotros, pero esta tenía libros, cuadernos y una bolsa de aperitivos encima. Mi estúpido compañero se echó a correr de manera sigilosa a través de ese pasillo y contuve las ganas de gritarle que se detuviese.

- Maldita sea, Logan – susurré frustrada –. Jul, quédate aquí, ¿de acuerdo? Escóndete en esa esquina.

Me hizo caso, sin estar completamente convencida con la idea de quedarse sola, y se acurrucó, oculta en las sombras. Entonces se oyó un golpe seco, seguido de un grito de chica, y me tensé.

- ¿Crees que puedes conmigo niñato? – preguntó el primer vampiro con burla –. Eres muy valiente viniendo a rescatar a tu novia. Sin embargo, ¿a quién se le ocurre acudir solo? Eso es tan sensato como suicidarse.

Mientras el tipo hablaba, yo atravesé el pasillo y descubrí la escena. Logan se encontraba tirado en el suelo con una mano en el estómago y la otra sujetando la estaca. Frente a él, un hombre corpulento y espectralmente blanco se le acercaba de manera amenazante y calculé cómo podía sortear la mesa que estaba entre nosotros para poder matarle. En el lugar opuesto a ellos, Betty y Abril se mantenían arrinconadas contemplando lo que podría convertirse en el asesinato del chico. Cuando me vieron, sus ojos mostraron alivio y esperanza y les indiqué que se acercaran a mí con rapidez. Logan se las quedó mirando y, por ende, me vio a mí agazapada, por lo que aproveché para indicarle que necesitaba la estaca que tenía consigo.

- Huid, muñequitas. Siempre me ha divertido cazar – el vampiro ni siquiera se giró, pero escuchó los pasos de mis amigas y pareció divertirse –. ¿Ves? Tan valiente y estúpida tu acción, para al final quedarte solo.

Les hice señas a ambas para que se juntasen con Jul antes de volver a mi objetivo.

- ¿Solo? – me puse de pie y me apoyé contra una estantería –. ¿Quién dice que está solo?

El vampiro se dio la vuelta y por un momento la sorpresa se apoderó de él, pero luego, tras mirarme bien, se relajó y soltó una carcajada. Logan utilizó aquel momento para lanzarme la estaca deslizándola por el suelo y yo la pisé y la recogí.

- ¿Una niña? – la risa del tipo era descontrolada –. ¿Tus refuerzos son una niña?

De un momento a otro sentí un cambio en el ambiente, aunque la escena delante de mí seguía siendo la misma, sabía que algo no estaba yendo como parecía. Había alguien aproximándose a mí desde atrás y supe que se trataba del otro vampiro sin necesidad de pararme a mirar. Me mantuve en mi posición aparentando normalidad y esperé a que estuviera lo suficientemente cerca.

- Lo siento, niña – el otro vampiro dejó de reír, a sabiendas de la presencia de su compañero y yo oculté mi propia sonrisa –, pero este juego no va contigo.

Una vez lo dijo, el que estaba tras de mí trató de sujetarme y yo me agaché para esquivarle. Él se quedó confundido al principio y usé la oportunidad para hacerle la zancadilla y tumbarlo al suelo. Cayó dando un estruendoso golpe y en menos de lo que dura un pestañeo me abalancé sobre su cuerpo y clavé una de las estacas en su corazón. Me levanté como si aquello no me hubiese costado ningún esfuerzo, dejando al muerto allí tumbado, y miré al otro con una sonrisa.

- Disculpa – hablé –, ¿qué decías? No te escuché bien por culpa de tu amigo. Continúa ahora.

El vampiro me miró con los ojos llenos de furia y soltó un enorme gruñido antes de intentar abalanzarse sobre mí, pero Logan se levantó y le hizo una especie de placaje, terminando los dos en el suelo. Poco después estaba retrocediendo tras de recibir un puñetazo del vampiro y rodé los ojos.

- Solo a ti se te ocurre enfrentarte a él sin arma – reñí a Logan.

Me acerqué al vampiro sin mucho ánimo y esquivé un par de golpes hasta que le clavé ambas estacas en el lado izquierdo de su pecho, llegando al corazón. Lo dejamos allí, desplomado en el suelo a unos metros de su amigo, y acudimos a recoger a las chicas. Las tres se alegraron de vernos sanos y salvos, aunque éramos Logan y yo los que más felices estábamos por hallarlas vivas, y pude notar la tensión entre Abril y Logan. No hice mucho caso, dado que ellos debían solucionar sus temas amorosos, y juntos regresamos a la puerta de la biblioteca, pero los detuve  antes de salir. Sin mediar palabra, fui al escritorio de la fallecida bibliotecaria y rebusqué en los cajones. Encontré una cantidad increíble de lápices y unas tijeras, lo indispensable para aquella situación. Lo cogí todo y volví con los demás.

- Tomad – repartí los lápices entre Abril, Betty y Jul –. Si algún vampiro está muy cerca clavadle un lápiz. No lo matará, pero sí lo aturdirá un poco, lo suficiente para que Logan o yo le matemos. Esto para ti – le di la mejor estaca a Logan.

Yo me quedé con las tijeras y la estaca que estaba en peor estado, pues se trataba de un pedazo de bastidor roto, ¿qué más podía pedirle a un arma improvisada?

- Este es el plan – todos me miraron atentos –. Tenemos que llegar al ala de las chicas donde estarán casi todos los estudiantes para poneros a vosotras tres a salvo – señalé a mis amigas –. Está relativamente cerca de aquí, pero eso ahí fuera es una matanza así que no será fácil. Logan, tú y yo somos los únicos que sabemos luchar, por lo que debemos estar muy atentos. Yo iré delante, las chicas en medio y Logan detrás. En cuanto abra la puerta, saldremos corriendo, no importa lo que veamos. ¿Estáis listos?

Los cuatro asintieron con decisión y yo solté aire.

- Entonces vamos – fue lo último que dije antes de abrir la puerta.

Al otro lado nos encontramos con un caos.

Las taquillas en los pasillos estaban rajadas, las ventanas por donde había entrado el clan rotas, el suelo lleno de cristales mezclados con sangre y tiras de ropa arrancadas durante las pelea, por no hablar de los distintos cuerpos desperdigados aquí y allí. Había estudiantes muertos y también algunos vampiros del clan enemigo, ninguno de los vampiros de Bernard. Escuché a las chicas exclamar horrorizadas detrás de mí y me concentré en ponerlas a salvo.

Como había comentado, echamos a correr a toda velocidad y nos ayudó el hecho de que ya no hubiera casi ningún vampiro enemigo por la zona. Seguramente habrían ido adentrándose en la academia según atravesaban las ventanas y no se había quedado ningún a esperar por si algún grupito o persona solitaria pasaba por allí.

Mejor para nosotros.

Divisamos entonces la puerta cerrada del ala de las chicas y sonreí con satisfacción, pues no iba a ser tan difícil al final.

- ¿A dónde vais con tanta prisa? – cinco vampiros con sonrisillas divertidas aparecieron caminando a unos cinco metros de Logan y nos giramos de inmediato.

“¿Por qué cantas victoria tan rápido?”, se quejó mi conciencia.

Me mordí el labio algo frustrada y me coloque junto a Logan.

- Chicas, seguid corriendo – murmuré al pasar al lado de ellas.

Las tres obedecieron y continuaron el corto camino que quedaba hasta llegar a la puerta. Las escuché llamar con desesperación para que les abrieran y me alivié un poco cuando escuché la voz de la directora dejándolas pasar.

Por otra parte, Logan y yo nos dedicábamos a retroceder lentamente para alejarnos de aquellos tipos y es que, ¿qué íbamos a hacer para vencer a cinco vampiros con dos cachos de bastidor y unas tijeras?

- Logan – susurré para que solo él me escuchara –, necesito que vayas con las chicas, estoy segura de que la directora está en la puerta esperándonos con algún tipo de arma y debes traerlas, al menos algo para ti. ¿Entendido? – de reojo le vi asentir débilmente –. Ahora.

Aquello fue prácticamente un grito y Logan corrió lo más rápido que pudo hacia la puerta. Para mi desgracia, los cinco vampiros se enfrentaron contra mí y tragué saliva ante lo que se me venía encima. Sin dudarlo ni una vez, corrí para alejarlos lo máximo posible de la puerta, fui hacia el más cercano y clavé la estaca en su corazón sin apenas esfuerzo. Los cuatro restantes me miraron con rabia y abrí las tijeras que llevaba en la mano para que me fuesen más útiles.

Iba a lanzarme contra uno cuando otro se me acercó por detrás y me lanzó lejos.

Impacté con dureza contra una fría pared del pasillo y sentí algunas de mis vertebras crujir. Me desplomé en el suelo e hice una mueca de dolor, pero no tenía tiempo para preocuparme de eso. No tardé nada en volver a ponerme de pie y me enfrenté de nuevo a los tipos. Dos de ellos se me echaron encima y no sé cómo, después de forcejear un poco, logré clavarles la destrozada estaca. Los dos que faltaban parecían bastante sorprendidos por mi hazaña, pero sorprendidos no significa intimidados.

- Ocúpate de ella – dijo uno y el mismo que habló empezó a dirigirse hacia la puerta que la directora y Logan habían dejado abierta al ir en busca de armas.

Su amigo le hizo caso y avanzó en mi dirección, pero entre golpe y golpe logré colocarme tras él y usé las tijeras para rajarle la garganta, teniendo yo que emplear una gran cantidad de fuerza. Para rematar le clavé la estaca y lo dejé desplomarse con un golpe seco. Mis manos estaban llenas de sangre del vampiro y dejé un rastro de gotas mientras avanzaba hacia el último, pero ya estaba muy lejos para alcanzarle.

Usé otra estrategia.

- Nunca había visto a un vampiro huyendo – dije.

Como había imaginado, el tipo se dio la vuelta y se fijó en mí de nuevo, olvidándose así de la puerta y de los que estaban allí dentro. A pesar de que se acercaba a mí con una sonrisa, sus ojos negros reflejaban el mayor odio que alguien pudiera imaginarse y traté de mostrarme segura, aunque las tenía todas en contra. Logan y las armas estaban lejos, al otro lado del vampiro y si quería una, tendría que sortearle. Las estúpidas tijeras no me iban a servir con aquel tío y la estaca no aguantaba más, estaba casi completamente astillada.

Hasta me costaba sostenerla.

- Nadie huye de una niña – comentó e vampiro.

Solté una pequeña carcajada y le miré sin dejar de sonreír.

- ¡Qué curioso! – exclamé –. El último de tu clan que me llamó niña está ahora mismo muerto en la biblioteca.

A estas alturas ya estaba mucho más cerca y no tardó en lanzar el primer puñetazo. Lo esquivé con gracia, al igual que el siguiente, y le propiné una patada en el estómago que le hizo retroceder. Él rio y volvió a la pelea, esta vez más violenta que al principio. Conseguía esquivar sus golpes sin saber cómo, tan solo dejaba a mi cuerpo moverse gracias a la adrenalina y parecía tener resultado. Cuando ya me cansé un poco de aquel baile para tontos me concentré en encontrar una forma de vencerle y solo se me ocurrió dirigir la estaca a su corazón. Sin embargo él vio venir mi movimiento y se anticipó al mismo, sujetando mi muñeca y apretándola con fuerza.

Aquello iba a dejarme marca.

Desvié mis pensamientos lejos del dolor que estaba sintiendo y traté de alejarlo con otra patada en el estómago, pero no me salió como esperaba. El vampiro sujetó mi pierna con fuerza y me lanzó lejos, por lo que terminé deslizándome boca abajo en el suelo. Los cristales rotos que una vez habían formado parte de las ventanas apenas le hicieron nada a mi pantalón vaquero y, en cambio, se ensañaron con la piel de mis brazos desnudos.

- Joder – musité mientras sacaba un trozo de cristal clavado en mi antebrazo.

En cuanto lo saqué quise levantarme, pero ya el tipo estaba otra vez sobre mí y no me dio tregua alguna. En esta ocasión, agarró mi melena y me elevó lo suficiente para él quedar de cuclillas a mi lado. Esperé el siguiente golpe, ya que de nada me valía oponer resistencia en esa posición, y me sorprendió bastante sentir que acercaba su rostro poco a poco. No pasó demasiado tiempo hasta que su boca se cernió sobre mi cuello y sentí el pinchazo de cuatro colmillos perforándome la piel. Solté un débil gemido que fue acallado por un grito que dañó mis cuerdas vocales, y es que me estaba desgarrando sin piedad. Aquel vampiro se había propuesto verme sufrir y estaba empleando su mejor arma para conseguirlo.

Apenas succionó dos veces hasta que percibí cómo se alejaba y yo caí de nuevo al suelo. Unos segundos después, a la vez que me levantaba, a mi lado apareció el cuerpo sin vida del que me había mordido y me giré sorprendida.

- Prometí que nos veríamos otra vez.

Sonreí de lado al ver a Adam, tan guapo y sexy como recordaba, a pesar de que acaba de matar a un vampiro y sin despeinarse. Iba vestido casi igual a la primera vez que lo vi, lo que ahora también llevaba puesta una cazadora negra y la polera era de color blanco.

- Dani, ¿estás bien? – Logan apareció en ese momento con cara preocupada.

- Estaré mejor cuando consiga armas – respondí.

Pasé al lado de ambos chicos y caminé hasta la puerta donde la directora dejaba paso a unos cuantos estudiantes más. Al ver que ella no tenía lo que yo necesitaba, me introduje en el ala de las chicas y avancé hasta el hall donde la mayoría de la academia se encontraba. Vi a Bernard y a Francis en el centro repartiendo armas a quienes habían venido a por algo con lo que defenderse, al igual que yo.

- Necesito armas – hablé nada más llegar donde ellos.

Los dos me miraron y se quedaron perplejos ante mi penoso estado. Yo tiré las tijeras y la deteriorada estaca en el suelo y observé las armas que estaban allí. Reconocí algunas como las que vi colgadas en la pared del despacho de Francis el día que nos conocimos y me pareció buena idea usarlas para la lucha.

- Dani, tu cuello está-

- Ese no es el tema ahora – interrumpí a Kile, que se había acercado al vernos a su hermano y a mí –. Esto es lo que pasa cuando te enfrentas a cinco vampiros con unas tijeras y un cacho de madera astillada. Por eso necesito armas.

- Lucharás con esto – Francis se acercó a mí con la katana que yo había cogido una vez en su despacho.

Abrí los ojos de par en par y le miré con las cejas alzadas. ¿Estaba de coña?

- ¿En serio? – pregunté –. Si la última vez que cogí eso casi me echas de la academia.

Los dos sonreímos divertidos y yo cogí lo que me ofrecía sin dudarlo. En cuanto la sostuve me sentí poderosa, capaz de matar con solo un pestañeo y en mi rostro se dibujó una sonrisa traviesa.

- ¡Adam, estás aquí!

No muy lejos de allí, Sol salió apresurada de entre la gente y se acercó al susodicho. Me di la vuelta para ver cómo ella se aferraba al cuerpo del vampiro mientras éste rodaba los ojos y trataba de apartarla. Sol finalmente se apartó y se me quedó mirando con notable asco.

- Te ves horrible – dijo.

- No todas podemos mantenernos tan impecables en medio de una matanza como esta – observé con detalle todos y cada uno de los accesorios de marca que llevaba puestos y terminé negando con la cabeza.

Ella solo me frunció el ceño y volvió su atención a Adam, hasta que un estruendo nos obligó a todos a mirar hacia la puerta. Allí de pie, justo en la entrada, había un vampiro alto y delgado, con la piel realmente pálida y unos ojos negros como la noche. Aquel aspecto y la sonrisa siniestra que tenía le daban un aspecto tan tenebroso que toda la sala se quedó en un silencio sepulcral.

- Vaya, vaya… – murmuró –, parece que he encontrado el nido de los polluelos.

Soltó una pequeña carcajada que dio miedo y otro vampiro del clan enemigo apareció tras él con la directora inconsciente en sus brazos. Vi cómo Francis se tensaba, mientras que Bernard, a su lado, parecía bastante relajado y alcé las cejas sorprendida. Él me miró y en sus ojos pude ver que tenía un plan, que seguramente no me iba a gustar nada pero que era lo único que podríamos a hacer para salir victoriosos. Aproveché el revuelo que se formó cuando varios vampiros de Bernard y alumnos de la academia acudieron a coger armas para acercarme más y que pudiera decirme qué tramaba, pero me arrepentí en seguida.

- Ese es el líder del clan – señaló al hombre siniestro –. Yo le mataré, pero habrá que distraerlo primero – me sonrió significativamente y temí lo que se avecinaba –. Tú serás esa distracción.

2 comentarios:

  1. Oooooh!!! Al final tuvo dos ayudantes en vez de uno jijiji, me sorprendistes jijiji.

    La falta de armas me da la idea que deberían poner mas en toda la academia. Estan en guerra ¿como es que cuando se necesitan no están? ¿Lapices y tijeras? Nueva forma de matar vampiros jijiji.
    Por cierto, el Adam me da buena espina lo quiero para Daniela jijiji.

    Me ha encantado, hermanita. Esperando la segunda tanta de lucha y esta vez con una buena espada jijiji.

    Muchos besitos ;)

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  2. Hola hermanitaaaa!!! Me alegro de que te gustase jajajajaja
    Bueno, lo de las tijeras y los lápices era ya en último remedio para al menos defenderse con algo jijijijiji
    Ya estoy preparando el siguiente capítulo, chausitooooo y muchos besos :3

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